PATRIOTISMO
Samuel Velarde
Cuando a llevarse iba el diablo
No recuerdo a que nación,
Una hacienda vendió Pablo
Para armar un batallón.
Y en el momento más cruel
De la nacional contienda,
Vendió un batallón Daniel
Para comprar una hacienda.
Daniel es hombre de bien
Que hoy figura entre los guapos;
Pablo, objeto de desdén,
Anda cubierto de harapos.
Y la plebe justiciera,
Grita en las calles altiva,
Cuando ve a Pablo: ¡Que muera!
Cuando ve a Daniel: ¡Que viva!
No recuerdo a que nación,
Una hacienda vendió Pablo
Para armar un batallón.
Y en el momento más cruel
De la nacional contienda,
Vendió un batallón Daniel
Para comprar una hacienda.
Daniel es hombre de bien
Que hoy figura entre los guapos;
Pablo, objeto de desdén,
Anda cubierto de harapos.
Y la plebe justiciera,
Grita en las calles altiva,
Cuando ve a Pablo: ¡Que muera!
Cuando ve a Daniel: ¡Que viva!
CERRO COLORADO
Percy Gibson
Mistiana medialuz de los ocasos,
junto a la choza el saucedal susurra,
la mesa chicheril, enormes vasos
y en torno peonada indobadurra.
Palurdo arriero con herrados pasos
va a descargar su recua, y con cazurra
faz de huaripampeo y cielos rasos
acércase a jugar "carga la burra".
Baraja el herrador mano de comba,
el ccapero y su bombo entra de ccapo
y con el bajamar llega la bomba.
Empendona el dintel un rojo trapo
y la chichera entre fogón y chomba
dormita en los costales de guiñapo.
junto a la choza el saucedal susurra,
la mesa chicheril, enormes vasos
y en torno peonada indobadurra.
Palurdo arriero con herrados pasos
va a descargar su recua, y con cazurra
faz de huaripampeo y cielos rasos
acércase a jugar "carga la burra".
Baraja el herrador mano de comba,
el ccapero y su bombo entra de ccapo
y con el bajamar llega la bomba.
Empendona el dintel un rojo trapo
y la chichera entre fogón y chomba
dormita en los costales de guiñapo.
EL MISTI
Alberto Hidalgo
Soberbio, lleno de altivez, ufano
de su bella apostura y gallardía,
cuando amanece, el Misti con humano
sentimiento bendice el nuevo día.
Los gallos le saludan desde el llano
con una orquestación de algarabía,
que él contesta, arrogante, con un vano
gesto de nieve de su testa fría.
Al ocultarse el Sol en el poniente,
parece un inca de nevada frente
coronado de innúmeras centellas.
Y resurge del fondo de la noche,
cuando comienza el sideral derroche,
como una copa derramando estrellas.
de su bella apostura y gallardía,
cuando amanece, el Misti con humano
sentimiento bendice el nuevo día.
Los gallos le saludan desde el llano
con una orquestación de algarabía,
que él contesta, arrogante, con un vano
gesto de nieve de su testa fría.
Al ocultarse el Sol en el poniente,
parece un inca de nevada frente
coronado de innúmeras centellas.
Y resurge del fondo de la noche,
cuando comienza el sideral derroche,
como una copa derramando estrellas.
PAPA
Alberto Hidalgo
Tenía el padre un parecido grande con
la bondad
La misma frente iguales ademanes
Idéntica manera de moverse hacia los lados
Como distribuyéndose en las cosas
Como soltando partes suyas para que las asieran las
personas
El padre y la bondad eran sosías
Entendiendo que el tórax era poco
Año tras año ampliaba el domicilio en que alojaba al
corazón
Y de tal modo éste llegó a ocupar todo su cuerpo
Allí a sus huéspedes brindaba atención de primera
En costumbre de abrazos en que cabían miles
Sin promiscuarse y sin hacinamiento
Porque al espacio su conducta cual si fuera de goma
lo estiraba
No era una vela pero ardía
Pasiones contenidas no exportadas quemábanlo
Los libros que pensaba y no escribía eran su incendio
Las lecturas al ver el ansia de escuchar lo combustían
En la voz en las manos en los ojs se le pulsaban 39
grados
Hizo llamar a médicos y su diagnóstico fue absurdo
Por no dar en la tecla y no auscultarle el alma no ad-
virtieron
Que él quería ser cielo y se iba en fuego
En lo que sale de la hoguera en fibra.
La profesión que ejerció fue el entregarse
Proporcionaba una amistad de higuera daba alimento
y sombra
Y por eso después de atacarlo la muerte se dio cuenta
De que había abatido no solamente a un hombre sino
a un árbol
Aún quedan sus raíces en la tierra.
Biografía de Yo Mismo
La misma frente iguales ademanes
Idéntica manera de moverse hacia los lados
Como distribuyéndose en las cosas
Como soltando partes suyas para que las asieran las
personas
El padre y la bondad eran sosías
Entendiendo que el tórax era poco
Año tras año ampliaba el domicilio en que alojaba al
corazón
Y de tal modo éste llegó a ocupar todo su cuerpo
Allí a sus huéspedes brindaba atención de primera
En costumbre de abrazos en que cabían miles
Sin promiscuarse y sin hacinamiento
Porque al espacio su conducta cual si fuera de goma
lo estiraba
No era una vela pero ardía
Pasiones contenidas no exportadas quemábanlo
Los libros que pensaba y no escribía eran su incendio
Las lecturas al ver el ansia de escuchar lo combustían
En la voz en las manos en los ojs se le pulsaban 39
grados
Hizo llamar a médicos y su diagnóstico fue absurdo
Por no dar en la tecla y no auscultarle el alma no ad-
virtieron
Que él quería ser cielo y se iba en fuego
En lo que sale de la hoguera en fibra.
La profesión que ejerció fue el entregarse
Proporcionaba una amistad de higuera daba alimento
y sombra
Y por eso después de atacarlo la muerte se dio cuenta
De que había abatido no solamente a un hombre sino
a un árbol
Aún quedan sus raíces en la tierra.
Biografía de Yo Mismo
UNA NOCHE
Giovanna Polarollo
Me gustaría dormir y al despertar ver
que
todo ha cambiado en mi vida.
Raymond Carver
todo ha cambiado en mi vida.
Raymond Carver
Haz que él vuelva, suplica.
Desolado
arrepentido
enamorado
pero si es mucho pedir
aburrido y cansado
medio dormido, no importa
pero tráemelo
a cambio yo prometo
vestirme de morado
no ir al cine un mes
un año
dejar de fumar, por siempre
pídeme lo que quieras
pero haz que vuelva.
Te lo ruego Señor. Amén.
Se persigna y espera
adivina
el sonido de una llave
la puerta que se abre
pero El es sordo
y ciego
no la mira, la ha olvidado
condenado
a los infiernos del amor.
Y ensaya la fórmula de su abuela
en lugar de hilvanar promesas
y oraciones
contará ovejas
hasta que llegue
el sueño
y no tendrá que saldar cuentas
más que con los animales
que acompañaron su noche.
Desolado
arrepentido
enamorado
pero si es mucho pedir
aburrido y cansado
medio dormido, no importa
pero tráemelo
a cambio yo prometo
vestirme de morado
no ir al cine un mes
un año
dejar de fumar, por siempre
pídeme lo que quieras
pero haz que vuelva.
Te lo ruego Señor. Amén.
Se persigna y espera
adivina
el sonido de una llave
la puerta que se abre
pero El es sordo
y ciego
no la mira, la ha olvidado
condenado
a los infiernos del amor.
Y ensaya la fórmula de su abuela
en lugar de hilvanar promesas
y oraciones
contará ovejas
hasta que llegue
el sueño
y no tendrá que saldar cuentas
más que con los animales
que acompañaron su noche.
TESTIMONIO
Raúl Heraud
Al principio cuando los años
transcurrían lentos y solitarios
creía que la vida era hermosa
que mis pesadillas eran pasajeras
y terminarían con los abrazos de papá y mamá,
yo jugaba tras los muros de mi niñez y en los acantilados
juegos que no eran propios de mi edad
la conciencia me despertó una mañana con el frío de sus preguntas
y con la conmoción de su certeza,
me costó trabajo ir tras una pelota
siempre con el miedo detrás mío,
corría y corría con la aparente inocencia de un niño
escapando de todo cuanto sabía
de la trágica película proyectada a mi alrededor,
así supe de a pocos que por las noches
mientras intentaba conciliar mis sueños
otros se mataban cotidianamente,
siempre supe que en los laberintos de mis desenfrenadas carreras
por entender el mundo
ellos se dormían para continuar mis pesadillas por las mañanas,
ahora cuando esos años se han ido
yo siento que no me reconozco
que cada mañana soy alguno que quise o no quise ser,
aun conservo
el recuerdo de ese niño que fui
corriendo tras una pelota al pie de los acantilados
solo y algunas veces feliz
con la certeza de saber ahora que cuando el día acababa
y las pesadillas volvían nuevamente
un beso de ambos hubiera bastado para salvarme.
creía que la vida era hermosa
que mis pesadillas eran pasajeras
y terminarían con los abrazos de papá y mamá,
yo jugaba tras los muros de mi niñez y en los acantilados
juegos que no eran propios de mi edad
la conciencia me despertó una mañana con el frío de sus preguntas
y con la conmoción de su certeza,
me costó trabajo ir tras una pelota
siempre con el miedo detrás mío,
corría y corría con la aparente inocencia de un niño
escapando de todo cuanto sabía
de la trágica película proyectada a mi alrededor,
así supe de a pocos que por las noches
mientras intentaba conciliar mis sueños
otros se mataban cotidianamente,
siempre supe que en los laberintos de mis desenfrenadas carreras
por entender el mundo
ellos se dormían para continuar mis pesadillas por las mañanas,
ahora cuando esos años se han ido
yo siento que no me reconozco
que cada mañana soy alguno que quise o no quise ser,
aun conservo
el recuerdo de ese niño que fui
corriendo tras una pelota al pie de los acantilados
solo y algunas veces feliz
con la certeza de saber ahora que cuando el día acababa
y las pesadillas volvían nuevamente
un beso de ambos hubiera bastado para salvarme.